El Instituto informa del riesgo de sufrir reacciones alérgicas o absorciones cutáneas de metales tóxicos al usar productos de joyería importados de toda el área asiática, incluyendo a Turquía.
Como Laboratorio Oficial para el análisis y contraste de metales preciosos, AIMME sugiere que, en coordinación con las autoridades competentes, se evite la entrada de estas importaciones en el mercado nacional.
Tras dos años de investigación, el Instituto Tecnológico Metalmecánico, AIMME, ha detectado que la joyería de procedencia asiática suele emplear con frecuencia componentes tóxicos en sus aleaciones de metales preciosos. El uso indebido de estas materias aumenta considerablemente, entre los usuarios de estas joyas, el riesgo de sufrir reacciones alérgicas en la piel y absorciones cutáneas del metal liberado en forma iónica por efecto de la sudoración.
Con la ayuda de las técnicas de fluorescencia de Rayos X y de microscopía electrónica de barrido, el Instituto ha comprobado que las joyas fabricadas en oro blanco, oro amarillo, plata, plata chapada en oro y platino contienen unos porcentajes indebidos de aleantes como el níquel, el cinc, el cobalto, el antimonio o el cadmio. Aunque se trata de pequeños valores, éstos están totalmente prohibidos en la joyería destinada al consumo individual y, sobre todo, en el caso de las joyas en contacto directo con la piel o que la perforen, como los pendientes y piercings. Los valores de liberación de estos metales, determinados con la técnica de espectroscopía de emisión por plasma, superan en la mayoría de ocasiones todos los umbrales admisibles para la salud humana.
El director adjunto y responsable del laboratorio de metales preciosos de AIMME, Gaspar Lloret, considera que la principal causa de la inclusión de estos porcentajes de alto riesgo en las aleaciones no es otra que el alza de precios en las materias primas. “Esta es la razón por la que se ha detectado una progresiva sustitución de metales de cierta nobleza como el cobre o el paladio, utilizados tradicionalmente, por otros menos nobles como es el caso del níquel, el cobalto, el cinc, el estaño, el cadmio e incluso el antimonio”.
Teniendo en cuenta las directivas europeas y sus correspondientes transcripciones a la legislación española, desde AIMME recuerdan que el níquel y el cobalto no se suelen utilizar en la joyería para prevenir la dermatitis alérgica causada por su liberación al entrar en contacto con la piel. Respecto a otros materiales como el cadmio, el Instituto también insiste en que su uso como aleante de la plata o el oro está totalmente proscrito debido a su extrema toxicidad. En este apartado se incluyen igualmente los recubrimientos de oro o plata que contienen cadmio o antimonio y que se aplican por razones de su color, brillo o tonalidad.
Bajo estas premisas, el Instituto Tecnológico Metalmecánico, en su calidad de Laboratorio Oficial para el análisis y contraste de metales preciosos, sugiere que, a imagen de otros países de la Unión Europea, sus competencias deberían ser ampliadas para que, en coordinación con las Autoridades Competentes, se procediera al inmediato rechazo de estas importaciones evitando su entrada en el mercado nacional.
Esta medida de vigilancia, a la vez que proteger los intereses de los consumidores, permitiría que las empresas importadoras, totalmente ajenas a esta situación, desarrollasen su actividad libre de toda responsabilidad subsidiaria al exigir a sus proveedores asiáticos el uso de materiales exentos de todo riesgo.